Una camarera con grandes jarras de cerveza. EFE/Andreas Gebert

Las mujeres sufren mayor embriaguez si beben rápido, pero no conducen peor que los hombres

Barcelona (EFE).- Un estudio del Hospital Germans Trias de Badalona (Barcelona) ha constatado que las mujeres, cuando beben mucho en poco tiempo, experimentan de forma más intensa la embriaguez que los hombres, pero en cambio no conducen peor que ellos en el mismo estado etílico.

Son las conclusiones de un estudio que analiza los efectos subjetivos del consumo agudo de alcohol (embriaguez o sedación) en hombres y mujeres cuando hacen un consumo de atracón, también conocido como ‘binge drinking’, ha informado el Hospital Germans Trias.

Este consumo consiste en tomar, en dos horas, más de 4 unidades de bebida estándar (UBE) de alcohol en mujeres o más de 5 en hombres.

Una UBE equivale a 10 gramos de alcohol que es, aproximadamente, el contenido medio de un vaso de vino (100 ml de 13 grados), 1 vaso de cerveza (300 ml de 4 grados) o 30 ml de licor de 40 grados.

Atracón de bebidas

Según la encuesta EDADES de 2023, del Plan Nacional sobre Drogas, el 9,6 % de las personas de entre 15 y 64 años (12,9 % en hombres; 6,3 % en mujeres) hizo, al menos, un episodio de ‘binge drinking’ (atracón de bebida) en el último mes.

Sin embargo, este porcentaje se multiplica más del doble entre los jóvenes de entre 14 y 18 años, llegando al 24,2 % (24,8 % hombres; 23,5 % mujeres).

Jóvenes beben alcohol durante una fiesta.
Jóvenes beben alcohol durante una fiesta. EFE/ Juan Ferreras.

El ensayo del Hospital Germans Trias, publicado en el International Journal of Neuropsychopharmacology, pretendía determinar, en líneas generales, si las mujeres experimentan con mayor intensidad los efectos del consumo de alcohol en comparación con los hombres.

Para demostrarlo, se modificaron las dosis en función de si consumía el hombre o la mujer, pues en ellas el alcohol tiene un efecto diferente porque tienen, en comparación a ellos, menos peso, más grasa, menos masa muscular y menos cantidad de la enzima que metaboliza el alcohol, además de otras características hormonales.

Veintiocho participantes

En el estudio, que se llevó a cabo entre 2020 y 2022, participaron 28 personas jóvenes, de entre 18 y 25 años, la mitad mujeres.
En distintas sesiones, y durante 80 minutos, se les hizo tomar alcohol solo o mezclado con bebidas energéticas: ellas bebieron 55 gramos de alcohol (el equivalente a algo menos de 3 combinados), mientras que ellos bebieron más 70 gramos (3 combinados y medio).

Tanto ellos como ellas alcanzaron concentraciones de 0,46 mg/L, cerca del doble del límite permitido en aire espirado para conducir (0,25 mg/L).

Una enfermera realiza una alcoholimetría a una joven. Imagen cedida por el Hospital Germans Trias.

Con concentraciones de alcohol en el cuerpo idénticas entre ambos sexos, los investigadores constataron que «los efectos son más elevados en las mujeres, especialmente en lo referente a sensación de embriaguez y sedación», ha señalado la investigadora de Farmacología Clínica del Trastorno por Uso de Sustancias del Instituto Germans Trias, Clara Pérez Mañá.

Además de registrar el grado de embriaguez y sedación que los participantes indicaban en diferentes momentos del consumo, éstos también fueron sometidos a pruebas de rendimiento para simular su capacidad para conducir.

En este punto, el ensayo no pudo demostrar que, a pesar de sufrir más los efectos subjetivos del alcohol, la habilidad al volante de las mujeres (midiendo el tiempo de reacción o la coordinación entre la vista y las manos) fuera peor que la de los hombres.

Otra conclusión del estudio es que las bebidas energéticas no son capaces de contrarrestar los efectos del alcohol, aunque buena parte de quien las toma lo hace, entre otros, con la intención de anular la sedación que provoca, ha resaltado el Germans Trias en un comunicado.

Imagen de los ensayos clínicos realizados en el estudio. Fotografía cedida por el Hospital Germans Trias.

«Combinarlas con alcohol no mejora las habilidades relacionadas con la conducción; al contrario, puede generar una falsa creencia de control y de seguridad que favorece la toma de decisiones arriesgadas, como ponerse al volante, mantener conductas sexuales de riesgo o consumir otras sustancias, como lo han demostrado otros estudios», ha remarcado Pérez Mañá. EFE