El cocinero español, Alberto Chicote en la undécima edición de Madrid Fusión. EFE/Javier Lizón

Alberto Chicote juega con su restaurante Omeraki “a la contra de lo que se lleva”

Silvia García Herráez |

Madrid (EFE).- Mientras intenta salvar de la ruina a restaurantes en la octava temporada de “Pesadilla en la cocina” (LaSexta), Alberto Chicote centra su trabajo culinario en Omeraki, el restaurante con el que regresa a la escena gastronómica para ir “a la contra de lo que no se lleva”.

“Omeraki es un proyecto muy diferente a todos los que he tenido hasta ahora; el más personal hasta la fecha y el más pegado a mí y a Inma (su mujer, Inma Núñez). Siempre quisimos montar un restaurante como este, que juega a la contra de lo que se lleva ahora, un buen restaurante y como a nosotros nos gusta. Y estamos muy contentos con el resultado y por cómo está funcionando”, cuenta a EFE

Hace cuatro meses que Chicote y Núñez abrieron Omeraki en Madrid, tras abandonar su antiguo restaurante Yakitoro.

El nombre del nuevo local muestra sus intenciones: el círculo representado en la letra “o” es para los japoneses el símbolo de la perfección, mientras que “meraki” proviene del griego y significa poner alma y corazón en lo que se hace.

“Cada vez que entro al restaurante, aunque por grabaciones en televisión puede estar poco tiempo, veo a la gente disfrutar y me siento súper orgulloso de lo que hemos construido”, manifiesta.

Un sueño cumplido

A Omeraki se accede atravesando un pasillo que ejerce de biblioteca gastronómica y da paso a una sala con vistas a una cocina acristalada para que los comensales vean las elaboraciones.

Tres menús que se cambian semanalmente y que se “adaptan a las necesidades o gustos” de sus clientes” componen la oferta de este restaurante, el “sueño cumplido” de esta pareja, a la que no le ha afectado el problema actual de falta de personal.

“Hice un vídeo por Instagram y en menos de 24 horas ya tenía la plantilla de 20 personas. Y esto pasó porque gente que había trabajado conmigo en otros restaurantes lo vieron y se quisieron sumar también a este proyecto, y a mí me pareció maravilloso”, dice quien revolucionó la escena gastronómica con Nodo y Pan de lujo y una cocina de fusión apenas conocida en España.

Vino un parón que devino en proyectos televisivos como jurado de “Top Chef” o implacable (y discutido) consejero de restaurantes en “Pesadilla en la cocina” y otros programas que intercaló con la apertura de Yakitoro -con dos locales en Madrid de los que se desvinculó y ahora continúan con el cocinero Luis Á. Pérez al frente- y Puertalsol, dedicado a la cocina castiza.

No figura en listas y guías y no le importa. “Nunca he peleado ni por una estrella Michelin ni por los soles Repsol. Para mí el mayor premio es estar en la agenda de mis clientes para que vengan a comer a mis restaurantes”, asevera.

Imagen de archivo del cocinero Alberto Chicote en el festival de televisión de Vitoria FesTVal. EFE/David Aguilar

Una década en televisión

Chicote lleva ya una década vinculado a la televisión porque a los anteriormente citados se suman “El precio de los alimentos” o “¿Te lo vas a comer?”, además de ser actor secundario en las campanadas de Nochevieja, donde el protagonismo lo acapara Cristina Pedroche, presentadora televisiva y artífice de buena parte del éxito económico de su marido, a la postre el también cocinero Dabiz Muñoz, con tres estrellas Michelin en DiverXO y una recién conseguida en RavioXO.

Antes de verlo comiendo uvas habrá más oportunidades de ver su intervención en la octava temporada de “Pesadilla en la cocina”, en la que aconsejará a diez restaurantes. “Esta es la mejor temporada que se ha hecho hasta la fecha”, promete.

“Hay capítulos muy divertidos, otros muy emotivos, otros en los que se ven cómo los dueños pierden los papeles y arrasan su propio restaurante… Hay un poco de todo, hemos intentando darle un aire nuevo al programa”, asegura Alberto Chicote.