Barcelona se ha convertido en la última novela de la saga 007. EFE/ Marta Pérez

Barcelona, escenario de la última novela de James Bond, “Doble o nada”

Jose Oliva |

Barcelona, (EFE).- Barcelona, la ciudad de los prodigios de Eduardo Mendoza, se ha convertido en la última novela de la saga 007, “Doble o nada”, en el escenario en el que el popular agente James Bond desaparece de manera misteriosa.

“Doble o nada” (Roca Editorial) es la primera entrega de la trilogía que escribirá la autora británica Kim Sherwood por encargo de los herederos de Ian Fleming, quien quiso incluir Barcelona en el periplo narrativo, “un escenario icónico que tiene una arquitectura y un perfil reconocible, a pesar de que, paradójicamente, Fleming detestaba el modernismo”, explica a EFE la escritora.

En la primera referencia de la saga a la ciudad condal se habla de Bond como alguien desaparecido en pleno verano poco antes de una cita con un científico ruso, Mijaíl Petrov, que participaba en una conferencia académica sobre la reducción de la capa de hielo en la Fira de Barcelona.

Enseguida, el lector descubre la vinculación profesional entre Bond y dos de los tres nuevos protagonistas creados por Sherwood, los agentes 003 (Johanna Harwood) y 009 (Sid Bashir).

Barcelona, escenario de la última novela de James Bond, "Doble o nada"
Barcelona se ha convertido en la última novela de la saga 007, “Doble o nada”. EFE/ Marta Pérez

En ese operativo de seguimiento de Petrov, Bond visita una de las reliquias de la Exposición Internacional de 1929, el Pueblo Español, que recrea un pueblo imaginario a partir de reproducciones de edificios regionales de estilos arquitectónicos diversos; el moderno Anillo Olímpico y el pabellón Mies van der Rohe, el antiguo pabellón alemán de la Exposición.

Esa acción de vigilancia le lleva a otros lugares emblemáticos de la ciudad condal, el Teatre Grec, la Font Màgica de Montjuïc, el funicular o el Park Güell.

La desaparición de Bond en Barcelona, que incluso podría haber sido asesinado por la Rattenfänger, una compañía militar privada que está poniendo en jaque el orden mundial, se produce en un contexto de extrema preocupación en el Servicio de Inteligencia británico.

Han caído 002 en Dubái, 0010 en Basora y 005 en un paso de montaña en algún lugar indeterminado, el antiguo 009 tardó once horas en desangrarse y 0011 lleva más de dos años desaparecido.

Barcelona no es la primera ciudad “con licencia para matar” de la serie, pues anteriormente ya fueron escenario de la serie Madrid, “Solo para sus ojos” (1981) -de forma ficticia, ya que las escenas se rodaron en un pueblo griego- y “Quantum of Solace” (2008), y Bilbao, “El mundo nunca es suficiente” (1988).

Si Woody Allen realizó un publirreportaje de la ciudad en su película “Vicky Cristina Barcelona”, que le valió un Oscar a Penélope Cruz pero que fue denostada por la crítica como uno de sus peores filmes, en los libros Barcelona ha tenido apariciones estelares, ya desde el siglo XVII en el Quijote de Cervantes.

Más recientemente, en 2009, el superhéroe Batman deambuló por una Barcelona gótica y de postal en su aventura “El caballero del dragón”, en la que se vio obligado a abandonar Gotham City para dar caza y captura a uno de sus enemigos más feroces, Killer Croc.

En su investigación, el Caballero Oscuro se desplazaba hasta Barcelona para encontrarse a un Killer Croc afectado mentalmente que cree ser la reencarnación del dragón de la leyenda de San Jorge.

El tejado de La Pedrera, la Casa Batlló, el Palacio Nacional y la fuente monumental de Montjuïc, la plaza de toros Monumental, el Hospital de Sant Pau, las Ramblas, el monumento a Colón y la Sagrada Familia eran los lugares emblemáticos que aparecían en las viñetas.

La ciudad condal también ha sido escenario de obras literarias de autores no catalanes, como “Diario del ladrón”, de Jean Genet; “Homenaje a Cataluña”, de George Orwell; “Dime quién soy”, de Julia Navarro; “La loca de la casa”, de Benito Pérez Galdós; “Nefando”, de Mónica Ojeda; “El cártel”, de Don Winslow; “La piedra de fuego”, de Glenn Cooper; o la obra teatral “Lirio entre espinas”, de Gregorio Martínez Sierra.