La banda formada por José Miguel Carmona, José Manuel Ruiz Motos "Bandolero" y Javier Colina, durante su actuación en el Festival de Jazz JazZahara, este viernes en el patio del Palacio de Pilas la localidad gaditana de Zahara de los Atunes. EFE/Fermín Cabanillas

Jazz por alegrías, funk, soul y lo que haga falta, esto es JaZZahara

Fermín Cabanillas |

Zahara de los Atunes (Cádiz) (EFE).- Lo primero, el sitio. El Festival de Jazz de Zahara de los Atunes -JaZZahara- se celebra en el patio del palacio de Las Pilas, con unas murallas construidas en la primera mitad del siglo XV, y tenían tres funciones: castillo, palacio y Chanca (la fábrica donde se cortaba, salaba y preparaba el atún). No se conserva en el mundo algo similar.

Si se aguza un poco el oído se puede escuchar el batir de las olas mientras suena el contrabajo de Javier Colina, elegido junto a Josemi Carmona y José Manuel Ruiz Motos “Bandolero” para abrir el festival de este año en la costa gaditana, donde esta noche el otoño del Atlántico se ha mostrado en todo sus esplendor, un otoño de manga larga, de brisa intermitente y de jazz bajo una de las torres mencionadas por Cervantes en ‘La Ilustre Fregona’.

Y allí se ha plantado nada más ponerse el sol ‘Vida’, que es como se llama el proyecto en forma de disco de Carmona, Colina y Bandolero, la nueva criatura fruto de un proyecto de flamenco jazz que ha hecho que, aunque parezca imposible, el jazz más clásico y las alegrías de Cádiz se junten en un escenario.

Y es que ya lo decía Josemi Carmona esta semana antes de emprender viaje a Zahara: “El jazz, como el flamenco, no caduca y siempre nos toca el corazón”, y el quejío salido de una taberna del sur y la música surgida del corazón de Nueva Orleans son armonías volubles, que han sabido evolucionar con el paso de los años, y, quizás por eso, el primer proyecto del trío, ‘De Cerca’, fue uno de los discos de música instrumental más vendidos de los últimos años.

Todo vale en la noche gaditana a la hora de disfrutar del jazz, hasta que al trío se una un cuarto instrumento: la campaña de la parroquia del Carmen, anexa al palacio, que con sus toques llamando a misa se ha unido a la fiesta musical, que para eso fue creada para que su badajo fuese también un instrumento de altura, nunca mejor dicho.

Poco antes de las 21.15 horas Josemi Carmona y sus compañeros se han despedido, “porque nos tenemos que ir antes de que cierren las cocinas de los restaurantes, que tenemos un asunto…”, dejando una estela de más de una hora de música fusión que solo pueden hacer los tocados por el talento desde la cuna.

Porque si antes de irse del todo tienen que hacer una versión a medio camino entre el jazz y el flamenco de ‘Moon River’, pues se hace, que ya quisiera la mismísima Audrey Hepburn haberle puesto voz a la idea en esta noche gaditana.

JaZZahara es, sobre todo, una fiesta de la música ecléctica donde las haya, donde entra todo, hasta la voz a medio camino entre funk, soul, pop, jazz y reggae de Desirée Diouf, que se ha subido al escenario bien entrada la noche con Double Soul, para protagonizar la segunda parte del cartel de la jornada de apertura.

La cantante Desirée Diouf, con la banda Double Soul, durante su actuación en el Festival JazZahara. EFE/Fermín Cabanillas

Marcada por el talento de su padre, el senegalés Jean Ngoor Mack, lleva toda la vida experimentando con la forma en que su voz transmite música, y se empeña en agotar calificativos cada vez que coge el micrófono, y esta noche ha vuelto a cautivar al público bajo el biruji zahareño, en una actuación de menos a más, dando la razón a los que la tienen en la lista de las mejores voces de su estilo en la actualidad.

Desirée Diouf es música en toda la extensión de la palabra, y quizá lo mejor que se puede decir de ella tras una actuación como la de esta noche es que su estilo es incalificable. Con eso, quizá, se dice todo de esta artista.

Y mañana más JaZZahara, que el festival gaditano, que el año pasado se mudó al histórico patio desde un cine de verano, no ha hecho más que empezar.