Santander (EFE).- El director del Festival Internacional de Santander, Cosme Marina, aboga por una mirada «desprejuiciada» en festivales como el FIS y por «buscar lo nuevo».
Y ello porque cree que la tradición en la que se cimentan este tipo de citas culturales se debe ir renovando.
Tras cerrar este domingo la 74 edición de esta muestra cultural, Marina opina que para que un festival como el FIS siga en pie y se renueve debe haber un balance entre el arte que triunfa históricamente, y «ha pasado el filtro del tiempo», y lo que es nuevo.
«Hay que estar muy atento a todo lo que pasa alrededor artísticamente, estar atento a las diferentes expresiones artísticas que se van generando con el paso del tiempo y no estar ajeno a ninguna de ellas, no dejarse nunca vencer por el prejuicio de que sea muy moderno o muy antiguo», explica.
El director del FIS considera que el legado musical o dancístico del repertorio artístico tradicional «ya ha cribado» lo que hoy en día se considera patrimonio de la humanidad, como la música clásica, el ballet clásico u otras representaciones artísticas representadas habitualmente.
Más público joven
Aunque es pronto para hacer un balance de la edición antesala a los 75 años del FIS, su director asegura que es el público quien debe evaluar las más de 50 propuestas de este año.
«Queremos que cada persona que ha venido al festival tenga su propia opinión y todas son legítimas. Las habrá buenas, malas y regulares y eso para nosotros es muy importante», ha dicho.
Además cree que debe haber diversidad de opiniones.

La intención del FIS, explica Marina, era que la última programación atrajera públicos «muy diferentes».
Considera que «se ha conseguido» y que, además, esta edición ha contado con mucho público joven.
«Tanto para el público joven como para el público octogenario, hay que dar primero una gran calidad en lo que se ofrece. Y para el público joven hay que acercarlo a través de nuevos lenguajes, de la mezcla de disciplinas artísticas», ha advertido.
Transmitir el legado del FIS
A pesar de haber recibido un público nuevo, el FIS también ha contado con los habituales que cada año lo siguen.
«El público que hoy se puede considerar mayor, no hace tantos años era un público joven que ya estaba en el festival», señala Marina.
La obligación del festival y de su equipo es «transmitir un legado, que al final es lo que es este festival para Santander y para Cantabria».
Un legado que empezó en los años 50 del siglo XX y que tiene que seguir ahí por muchos más años», precisa Cosme Marina.
A por la 75 edición
El FIS celebrará el verano que viene su 75 edición, que su director pretende que sea «un punto de inflexión» para «estar a la altura» de otros festivales decanos de España y Europa.
Marina adelanta que el año que viene volverá la ópera escenificada y otros espectáculos que «hace mucho tiempo que no se hacían».
También van a seguir apostando por talento joven y buscarán un equilibrio entre lo nuevo y lo antiguo.
«Buscaremos mezclar artistas en situaciones diferentes para que ellos también abandonen su zona de confort y se vayan a otros derroteros, porque de ahí siempre salen cosas muy interesantes», considera.
El director del FIS avanza que en el festival de 2026 la voz va a ser «muy protagonista».
«Todos queremos más opera y más conciertos», reconoce Marina.
Por ello, ha adelantado que habrá más propuestas líricas sin dejar de lado las orquestas o compañías de ballet.