Pilar Mazo |
Logroño (EFE).- ‘El sillón de Ana María Matute’ se ha convertido en una instalación visual y sonora temporal, que traslada al visitante a la vida y obra de esta escritora y académica de la lengua, a través de una experiencia inmersiva, dentro de los actos organizados en La Rioja con motivo del centenario de su nacimiento.
Un sofá, fotografías antiguas, una mesita, una máquina de escribir, manuscritos, una botella de ginebra y una selección de sus libros recrean, de forma evocadora en la Biblioteca de La Rioja, el salón de lectura que tenía en su casa y que solía utilizar cuando terminaba de trabajar.
Este espacio temporal, que finaliza este domingo, ofrece lecturas dramatizadas y entrevistas hechas a esta escritora a través seis códigos QR, colgados en algunos de sus vestidos y blusas que se han recreado para esta ocasión y que, al descargarlos desde un dispositivo móvil, acercan los textos sonoros de Matute, uno de ellos original y otros narrados por dos actrices de la compañía teatral riojana Zarándula.

El gerente de la compañía Zarándula, Carles García Domingo, muestra la aplicación para escuchar lecturas dramatizadas y entrevistas desde dispositivos móviles. EFE/ Raquel Manzanares
El gerente de esta compañía, Carles García Domingo, ha explicado a EFE que este montaje ha permitido aproximar la obra y figura de Ana María Matute (Barcelona, 1925- Barcelona, 2014), quien pasó algunas épocas de su infancia en Mansilla de la Sierra (La Rioja), que tiene unos 50 habitantes y de donde eran sus abuelos maternos, lo que reflejó en algunas de sus obras.
‘El sillón de Ana María Matute’, ideado por la responsable de Mediación Literaria de Zarándula, Sonia Oliveira, forma parte de las jornadas dedicadas a este escritora en el centenario de su nacimiento, patrocinadas por el Gobierno riojano y el Ministerio de Cultura.
La palabra justa
El fondo documental de este proyecto procede de muchas fotografías y documentos de la familia de la escritora, entre ellos, su hijo Juan Pablo Goicoechea; así como de la Agencia Literaria Carmen Balcells, que representa los derechos de autor de ella.
Sentarse a leer y descubrir, escuchando y leyendo, a una de las grandes escritoras del siglo XX, quien recibió el Premio Cervantes en 2010, ha sido un deleite para las muchas personas que se ha acercado a este espacio sonoro y visual, ha relatado García Domingo.
Se ha referido a la importancia de recrear ‘El sillón de Ana María Matute’, que obedece también a que la familia de la escritora tenía como sustento de vida lo que ella ganaba con la escritura, para lo que utilizaba una máquina de escribir.
En algunos de los manuscritos seleccionados para este proyecto se aprecian tachones, incluso, en una palabra, que podía llegar a mantener durante un año hasta que encontraba la justa, prueba de su limpieza literaria y precisión a la hora de escribir, ha indicado.
Entre las fotografías que se han incluido en este proyecto figura una del antiguo Mansilla de la Sierra, que fue anegado por un embalse el siglo pasado y que recrea en su libro autobiográfico ‘El río’, donde se observa su añoranza de los días que pasó en él.

El ‘sillón de Ana María Matute’ en la Biblioteca de La Rioja, un espacio temporal que recrea el salón de lectura de la escritora. EFE/ Raquel Manzanares
Los recuerdos de Mansilla
Así, se escucha en ‘El sillón de Ana María Matute’: «a mediados de agosto, el pantano empezó a descender de nivel y el declive de las vertientes apareció roído como un hueso bajo el agua. Todo había tomado un tinte de cosa vista a través de un lente ahumado…»
Este pequeño y evocador rincón en la Biblioteca de La Rioja también ha permitido visibilizar a las escritoras y acercar la obra de Matute a nuevos lectores desde un espacio acogedor y participativo.
El estilo literario de Ana María Matute es, por un lado, muy imaginativo y muy de fantasía, ha subrayado, pero, por otro, de «una infancia perdida, de la gente de su pueblo, de los presos republicanos que construyendo la presa del embalse de Mansilla, sobre cuyas aguas quedó tapado el pueblo original».
A pesar de la «tristeza» que se nota a veces en su obra, «ella siempre tenía la fantasía como escape y decía ‘todo lo que puedes imaginar, puede ser real'», ha explicado García Domingo, quien ha recordado que a Matute «le gustaba beber un poquito de ginebra», lo que se ha reflejado también en este montaje.
«Mucha gente, cuando se acerca a una escritora, conoce su obra, incluso, puede conocer su vida, no es muy habitual, pero puede hacerlo», lo que ha permitido esta experiencia inmersiva.