Alumnos de un centro escolar, en una imagen de archivo. EFE/Ramón de la Rocha

El comedor escolar, clave ante la pobreza infantil: «Me piden pan para llevárselo a casa»

Madrid (EFE).- El comedor escolar es clave para 2,2 millones de niños en riesgo de pobreza y exclusión, según datos de la ONG Educo, aunque solo la mitad de ellos puede acceder a este servicio, que en la mayoría de los casos les garantiza una comida al día y además saludable.

En su último informe publicado este jueves Educo recuerda que el 34,6 % de la infancia está en situación muy vulnerable y solo un 15 % recibe becas comedor. Esto complica la vuelta al cole para más de un millón de alumnos de primaria y secundaria que necesitan una comida completa diaria en una etapa de desarrollo.

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Imagen de archivo de un aula en un colegio de Toledo, EFE/Ismael Herrero

«Estoy convencida de que hay niños que no comen bien en su casa», señala Susi, cocinera del colegio Rafael Alberti en Cataluña, que añade: «Muchos chicos y chicas vienen sin desayunar y me piden que les dé una pieza de fruta a mediodía».

Esta cocinera, que prepara menús diarios para 190 niños, comenta casos en los que les preguntan si ha sobrado pan, para llevárselo a casa.

La directora general de Educo, Pilar Orenes, recuerda que hay familias que no pueden pagar un comedor escolar y que en su casa faltan alimentos para tener una dieta equilibrada y variada.

Una ayuda para las familias

Rocío Tonato, madre de Gabriela, habla del apoyo que supuso que su hija tuviera una «alimentación variada que llevarse a la boca» cuando estaba en Primaria y lamenta que ahora en su instituto ya no exista el comedor escolar.

«Fue una ayuda muy grande y significó muchísimo en ese tiempo. Gabriela comía a su hora y era el momento de compartir con sus compañeros. Ahora que no va a comedor es un cambio brutal, en el aspecto personal y en el económico», señala. «Son «200 euros más al mes, a los que no llego», subraya.

Y como Rocío, Catalina Vivanco de 43 años, que tiene 3 niñas y señala que se siente «más segura que coman en la escuela alimentos saludables», porque en casa «se compra lo básico y lo justito»: «No me alcanza para comprar lo que realmente necesitan para alimentarse bien».

«Ellas salen encantadas de comer un día lentejas o albóndigas», comenta mientras señala que en casa solo se come pescado una vez al mes. «Me ha pasado quedarme sin cenar muchas veces para que mis hijas puedan comer. Es lo que toca en esta situación», lamenta.