Vista de molinos de viento del parque eólico Torremiró (Morella) de Castellón en una imagen de archivo. EFE/Andreu Esteban

Un mayor compromiso climático: un deseo común de los ecologistas para 2026

Madrid (EFE).- Lograr un mayor compromiso climático que incluya políticas de prevención, más protección a la biodiversidad y una transición energética «decidida» son solo algunos de los deseos medioambientales que comparten los grupos ecologistas para 2026.

Algunas de las organizaciones más relevantes de España en este ámbito hacen balance de los últimos meses y si bien miran al futuro con esperanza, lamentan que cuestiones cruciales hayan quedado en el tintero.

Entre ellas, Greenpeace ha instado al Gobierno a impulsar una «transición energética decidida» en 2026 que promueva, entre otros elementos, una hoja de ruta internacional para conseguir el fin de los combustibles fósiles.

En un comunicado, Eva Saldaña, su directora, destaca que 2025 ha dejado claro «que el riesgo de traspasar la línea roja del planeta ya no es una advertencia futura, sino nuestra realidad cotidiana» y recuerda que «hemos sentido el fuego y el calor golpearnos con dureza debido al cambio climático».

Greenpeace se fija ahora una serie de retos para 2026, entre los que incluye «el cierre nuclear sin retrasos, asegurando que no haya prórrogas a las centrales nucleares como la de Almaraz (Cáceres)» y la «implementación real del Tratado de los Océanos».

Quieren ver «adaptación y ambición ante la emergencia climática a fin de reducir las emisiones, impulsar una transición energética eficiente, suficiente, 100 % renovable y justa» y soluciones reales contra los grandes incendios forestales mediante «políticas eficaces de prevención, financiación adecuada y restauración».

El final de la criminalización del activismo climático; una moratoria a las macrogranjas y apoyo a la agroecología son otros de sus deseos para el nuevo año.

Más avances en biodiversidad

Por su parte, Juan Carlos Del Olmo, de WWF, elogia el papel del Gobierno en 2025 en materia medioambiental, sobre todo en políticas climáticas y energéticas, especialmente los «muchos avances» en materia de renovables, donde «España sigue siendo un líder a nivel internacional».

Sin embargo, se muestra menos satisfecho «en lo que tiene que ver con la conservación de la naturaleza, sobre todo teniendo en cuenta que el cambio climático para España es dramático».

En declaraciones a EFE, Del Olmo opina que se debe hacer «muchísimo más hincapié» en estrategias centradas en la conservación de la naturaleza «porque el cambio climático para España es dramático».

Por ello, pediría al Gobierno «decretar una emergencia de biodiversidad» en este país.

Del Olmo alude al Pacto de Estado frente a la emergencia climática presentado por el Ejecutivo de Pedro Sánchez, que contiene, según dice, «políticas muy interesantes, como más inversión en prevención de incendios», y ha confiado en que éstas «estén socialmente apoyadas y tengan respaldo político».

Alertan desde WWF de la pérdida de ecosistemas y sostienen que si bien «las políticas energéticas se comen la mayor parte de la acción del Gobierno, las de naturaleza o biodiversidad siguen estando muy atrasadas».

En esta línea, la directora Ejecutiva de SEO/BirdLife, Asunción Ruiz, sostiene que es necesario asumir que proteger y restaurar la biodiversidad es una «condición imprescindible para garantizar agua, alimentos, salud y cohesión social».

«Es urgente reforzar la acción climática desde la prevención y la adaptación, apostando decididamente por la restauración de ecosistemas que actúan como barreras naturales frente a los impactos del cambio climático y como aliados frente a los incendios, las inundaciones y la escasez de agua», señala a EFE.

Considera que 2026 «debe ser el año en el que entendamos, de una vez por todas, que invertir en naturaleza es invertir en futuro, en justicia social y en seguridad colectiva».

Pero además, esta experta observa que «no hay transición ecológica sin biodiversidad, ni bienestar social duradero sin ecosistemas sanos» por lo que «actuar ahora no es una opción ideológica, es una necesidad vital».

Los fenómenos de 2025 evidencian un modelo agotado

Según Ruiz, durante 2025 se ha confirmado que «la emergencia ambiental y la emergencia social son dos caras de una misma crisis».

Mantiene que «los impactos del cambio climático, la degradación de los ecosistemas y la pérdida de biodiversidad no son problemas abstractos ni lejanos» sino que «están afectando directamente a la seguridad, la salud, la economía y el bienestar de las personas».

Los episodios extremos vividos este año como las olas de calor más intensas y prolongadas, las sequías persistentes, los incendios forestales cada vez más devastadores y la degradación acelerada de humedales y espacios naturales «evidencian que nuestro modelo de relación con la naturaleza está agotado».

«La naturaleza no es un lujo ni un elemento decorativo, es la base de nuestra resiliencia como sociedad. No hay futuro posible si no incorporamos a la naturaleza en el centro de las decisiones políticas, económicas y sociales», concluye.