Una imagen del nuevo Bosque de Oma, de Agustín Ibarrola. EFE/Luis Tejido.

El nuevo Bosque de Oma hace realidad la continuidad del sueño de Ibarrola

Kortezubi (Bizkaia) ( EFE).- El hijo del artista Agustín Ibarrola, José Ibarrola, ha mantenido en la inauguración del nuevo Bosque de Oma, obra en la naturaleza de su padre iniciada en 1982 en Kortezubi (Bizkaia), que “se ha hecho realidad la continuidad de un sueño”.

El nuevo Bosque de Oma, situado cerca del anterior, es el resultado de la migración desde el antiguo bosque, cuyos pinos se acercaban al final de su ciclo vital, a una nueva ubicación.

También representa una “relectura” de los conjuntos pintados sobre los troncos de los árboles “más fiel al autor”.

José Ibarrola ha afirmado sentirse “muy contento y satisfecho” con el resultado.

También ha lamentado que su padre (Bilbao, 1930) no esté en condiciones de verlo porque “le hubiera encantado”.

Ha reconocido que antes del traslado “había un cierto riesgo” de que el Bosque despareciera.

Ese peligro se debía a su propio deterioro y a que le afectó la “banda marrón”.

Ha expresado su agradecimiento a la Diputación de Bizkaia, impulsora del proyecto de traslado.

Esa institución ha contribuido a “perpetuar la memoria difícil y complicada, y por tanto interesante, de una trayectoria artística y personal importante”, ha dicho.

Equipo multidisciplinar

Este proyecto se ha llevado a cabo por un equipo multidisciplinar liderado por el doctor de la facultad de Bellas Artes de la Universidad del País Vasco, Fernando Bazeta.

Bazeta ha explicado que “lo más difícil” fue ubicar los conjuntos de forma que “transmitieran la misma sensación que en el bosque originario”.

Ha indicado que en la nueva ubicación, los conjuntos pictóricos se han reducido de 47 a 34, lo que “responde mejor a la intención del autor”.

También se han completado conjuntos que quedaron inacabados y se han recuperado otros cuatro que habían desaparecido en diferentes épocas de la vida del bosque.

La nueva ubicación, según los expertos de la Diputación, es “un nuevo lienzo de doce hectáreas para la misma obra; mantiene la esencia, la obra y el mensaje de Ibarrola”.

“Cambian los árboles, pero no el lenguaje utilizado, ni la conexión entre la obra y su entorno”.

Una imagen del nuevo Bosque de Oma, de Agustín Ibarrola. EFE/Luis Tejido.

El procedimiento de traslación de las pinturas ha consistido en una selección del conjunto y su punto de perspectiva, seguido del diseño de la forma del área que ocupan los árboles en el planteamiento original.

Y por último, el pintado del grafismo en el árbol.

Esta obra de Ibarrola se inscribe en la corriente artística denominada Arte y Naturaleza.

Este un movimiento surge a finales de los años sesenta del siglo XX y utiliza el paisaje como marco, soporte y materia prima para el artista.

Equipo 57

Agustín Ibarrola se inició en el arte de forma autodidacta.

En 1948 consiguió una beca para formarse en el estudio de Vázquez Díaz, donde dio sus primeros pasos en el cubismo.

Junto al escultor Jorge Oteiza (Orio, Gipuzkoa, 1908-San Sebastián, 2003) estudió las abstracciones geométricas europeas.

En 1956 viaja a París, donde en colaboración con otros creadores, funda Equipo 57.

Para visitar el nuevo Bosque de Oma hay que reservar de forma previa a través de su web (bizkaia.eus/es/bosque-oma).

Las visitas libres son gratuitas y las guiadas (de pago) se ofrecen solo los sábados.

Debido a las limitaciones de aparcamiento en Santimamiñe, se ofrece durante los fines de semana un servicio de lanzadera gratuito desde Gernika.

Desde Santimamiñe hasta la entrada del bosque hay que recorrer caminando una distancia de 2,8 kilómetros. EFE