Odile Fernández, posa durante una entrevista con EFE donde ha dicho "Lo que comes dice qué tipo de enfermedad vas a desarrollar". EFE/Raúl Caro

Odile Fernández: “Lo que comes dice qué tipo de enfermedad vas a desarrollar”

Eva Ruiz I Sevilla, (EFE).- El origen de muchas enfermedades tiene que ver con la inflamación crónica en los tejidos, que se puede favorecer o erradicar en función, entre otras cosas, del tipo de alimentación. “Lo que comes dice qué tipo de enfermedad vas a desarrollar”, asegura a EFE la doctora Odile Fernández.

Médico de familia y madre de tres niños, esta doctora granadina fue diagnosticada de cáncer de ovarios con múltiples metástasis en 2010. Lo que le llevó a buscar la relación entre la enfermedad y la alimentación que pudiera ayudarle en su proceso. Labor que dio lugar al libro “Mis recetas anticáncer” y otros posteriores.

Ahora, en “Hábitos que te salvarán la vida” (Edit. Planeta), aborda cómo controlar la inflamación, los picos de glucosa y el estrés. Para lo cual apuesta por “conectar con uno mismo, escucharse y saber qué está diciendo nuestro cuerpo”, junto a “recuperar culturas ancestrales”.

Hábitos saludables

“Al final se trata de comer lo que comían nuestros abuelos, en el orden que comían nuestros abuelos y a la hora que comían nuestros abuelos, pero como estamos tan desconectados de nuestra propia naturaleza así nos va”, resume la doctora, que no es partidaria de dietas estrictas ni prohibiciones sino de “hábitos saludables”.

Explica que los procesos de inflamación aguda son necesarios. Por ejemplo, para curar una herida, pero el problema viene cuando esa inflamación “perdura en el tiempo, el sistema inmune la mantiene y está reaccionando continuamente contra algo que a veces no sabe ni lo que es y descuidando otras labores como absorber alimentos o defendernos de virus y bacterias”.

La inflamación va irritando los tejidos a través de los radicales libres. Produce un estrés oxidativo y daña los órganos, lo que a la larga puede degenerar en enfermedad cardíaca, cáncer, diabetes, alzheimer, fibromialgia o enfermedad autoinmune e intestinal, detalla la doctora.

“El asma o la alergia y el cáncer tienen el mismo origen”, asegura la facultativa. Añade que no está claro el origen de esa inflamación pero sí se conocen factores que la favorecen. Como el tipo de alimentación, el sedentarismo, la contaminación ambiental, el déficit de vitamina D, la falta de sueño y el estrés emocional.

Los picos de glucosa, los “asesinos silenciosos”

El problema de esta inflamación es que “puedes llevar veinte años con ella causando daños hasta que dé la cara”, puesto que no tiene por qué tener síntomas externos, aunque en ocasiones provoca fatiga constante, dolores musculares o articulares, problemas intestinales, cambios de peso espontáneos y cefaleas.

“La inflamación y los picos de glucemia van de la mano, por lo que yo les llamo los asesinos silenciosos”, dice la doctora Fernández. Añade que la buena noticia es que “si se aprende a regularlos a lo largo del día disminuye la inflamación y con ella las enfermedades”.

Para ello aconseja apostar por la dieta mediterránea y por “comer en el orden correcto”. Ya que muchos estudios han demostrado que los picos de glucosa se reducen en gran medida tomando primero las verduras, después las proteínas y las grasas y por último los carbohidratos y los azúcares.

Apuesta por añadir especias y hierbas aromáticas a los platos, desayunar salado porque a primera hora del día el cuerpo es más sensible a la glucosa, comer la fruta “mejor entera y de postre” y “arropar los hidratos”, es decir, consumirlos acompañados de fibra, grasas y proteínas, además de practicar el ayuno intermitente.

La gestión de las emociones, el peligro del cortisol

Junto a todo ello, la doctora Fernández añade la importancia de dormir entre siete y nueve horas cada noche. Y “lo que más cuesta: gestionar el estrés y las emociones”.

“El cortisol es la hormona del estrés, que avisa de si me está atacando un león. En ese caso le pide a la célula que le dé todo el azúcar que tenga por si tengo que salir corriendo y salvarme, lo que conlleva inflamación. El problema es que a veces vivimos como si un león nos estuviera atacando las 24 horas”, afirma.

Por ello apuesta por aprender a manejarlo con técnicas como la meditación, el mindfulness o la relajación muscular progresiva. “Cada uno con lo que le vaya bien, pero por muy sano que coma si no gestiono el estrés no atajo el problema”, insiste.

“No son cosas puntuales, sino tener una rutina de vida”, concluye la especialista. Recomienda incluir en ella el ejercicio diario, comer durante las horas de luz solar y limitar el consumo de ultraprocesados. Así como consumir probióticos y controlar el peso para sufrir menos inflamación crónica. EFE