Dos cuadros de autores filipinos de finales del siglo XIX se muestran por primera vez en el Museo de Bellas Artes de Córdoba. EFE/Rafa Alcaide

Dos obras de arte filipino expuestas por primera vez desde que se pintaron en el siglo XIX

Álvaro Vega I Córdoba, (EFE).- Dos óleos sobre lienzo de arte filipino de finales del siglo XIX se muestran por primera vez desde que fueron pintados poco antes que Ángel Avilés se hiciera con ellos en la antigua colonia de España y los donase, dos décadas después, al Museo de Bellas Artes de Córdoba, hace más de un siglo, en 1922, una vez que han sido sometidos a tratamientos de restauración.

Las dos pinturas forman parte de la colección de arte filipino de la pinacoteca de Córdoba y se exponen por primera vez desde que hace 101 años entrasen a formar parte de sus fondos, sin que se tengan noticias de que antes se hubiesen exhibido, ya que Ángel Avilés, un coleccionista y pintor aficionado, estuvo en Manila para organizar la I Exposición Regional de Filipinas, (1893-95) y las obras están fechadas en 1895, ‘Paisaje de Manila’, de Rafael Cascarosa y Martínez, y 1896, ‘Filipina’, de Miguel Zaragoza Aranquizna.

Así lo ha comentado a EFE José María Palencia, asesor técnico del Museo de Bellas Artes de Córdoba, que ha destacado que “la cuestión filipina es una parte significativa del legado de Ángel Avilés porque hay muy poco legado filipino en España, más aun cuando las Islas Filipinas fueron tanto tiempo patrimonio español, pero se conservan pocos elementos relacionados con la cultura filipina en los museos y en las bibliotecas públicas de España”.

La donación de Ángel Avilés

Ángel Avilés (Córdoba, 1842-Madrid, 1924) donó cinco cuadros y una obra sobre papel en el conjunto de 433 obras que cedió a la pinacoteca de su ciudad natal, “un conjunto de obras sobre papel, acuarelas, dibujos y grabados que forman un núcleo significativo, sobre todo para conocer el arte español del XIX y los inicios del XX”, dos años anterior de morir sin descendencia.

Entre ellos se encuentra también una de las referencias de la pintura filipina, ‘Mujer filipina’ (1895), de Lorenzo de la Rocha Icazar (1838-1898). Un pintor asimilable en Filipinas a Goya, en la España de los siglos XVIII y XIX, o a Zuloaga, en la del XX, según ha comentado Palencia. Que ha precisado que el resto de su colección fue a “la Real Academia de San Fernando. En la que fue bibliotecario y académico durante muchos años”.

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Uno de los dos cuadros de arte filipino de finales del siglo XIX que se muestran por primera vez en el Museo de Bellas Artes de Córdoba. EFE/Rafa Alcaide

‘Mujer filipina’ se expone junto a los otros dos cuadros y el dibujo en la muestra ‘Donación de Avilés’, que el Museo de Bellas Artes de Córdoba dedicó al centenario de la cesión entre el 26 de septiembre y el 18 de septiembre del pasado año, dentro del conjunto de 42 obras que se seleccionaron del legado, entre las que no se encontraban las dos que se exhiben hasta el próximo 24 de septiembre por el estado en el que se encontraban.

Para su exposición al público de estas dos nuevas obras se ha llevado a cabo un “adecentamiento de la obra, no una restauración profunda, sino un tensado de lienzo y una limpieza superficial de la capa pictórica y vuelta a barnizar”, ha concretado José María Palencia.

Labor continua de restauración

El director del museo, José María Domenech, ha explicado a EFE que esta actuación se enmarca en “la labor continua y que hay veces, incluso, no se ve” de restauración de los fondos “y por eso queremos mostrar” estas obras, “porque es una labor que no sale al público, que no trasciende”, pese a que “es una de nuestras funciones”.

“La labor de restauración es continua, hay una planificación y un plan a la hora de abordar qué piezas restauramos”, ha señalado Domenech, que ha puesto de manifiesto que la exhibición de los dos cuadros “es tanto una manera de poner en valor tanto el trabajo que hace el Museo como que el público pueda disfrutar de las obras en su pleno y mejor estado”.

No hay certeza del modo con el que se Avilés se hizo con las obras que acabaron hace poco más de un siglo en el Bellas Artes de Córdoba. A juicio de José María Palencia lo más probable es que se las regalasen los propios autores, ya que se sabe que con motivo de su estancia en Filipinas comisionado por el Gobierno de Maura “tuvo contacto con la Escuela de Bellas Artes de Manila, que estaba casi recién creada y que él también potenció”, pese a que su misión en la colonia no era estrictamente artística, sino que abarcaba otros campos “de la riqueza de Filipinas en general”.

Un autor desconocido y otro reputado

Sobre uno de los autores de las dos obras que se exponen ahora por primera vez no hay referencias en la historiografía del arte. De Rafael Cascarosa y Martínez solo se ha localizado alguna alusión sobre un empresario filipino del mismo nombre, sin que se haya podido concretar si es el autor de la vista de la ribera del río Pasig en la bahía de Manila, en la que destaca su abundante vegetación, de distintas tonalidades verdosas y que se reflejan en el agua.

En cambio, de Miguel Zaragoza Aranquizna (Gapán,1842-Manila,1923), cuya obra una figura de mujer de cuerpo entero, ataviada con traje popular de las islas que porta un cántaro de cerámica apoyado sobre su cintura, sí se tienen datos, ya que es un reputado pintor filipino, que amplió estudios becado en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando y en la Academia de España en Roma, cuyos trabajos recibieron diversos premios en Europa y América. EFE