María Strafile y Aldo González, un matrimonio argentino con tres hijos que se ha trasladado desde Valencia a Castrojeriz (Burgos) para cumplir su sueño de vivir en un pueblo. EFE/ Santi Otero

De Valencia a Burgos para cumplir su sueño de vivir en un pueblo: “Los niños se crían diferente”

Patricia Carro |

Burgos (EFE).- María y Aldo siempre habían querido vivir en un pueblo, así que cuando se les presentó la oportunidad de regentar el hostal El Manzado en Castrojeriz (Burgos) no lo dudaron ni un instante, hicieron las maletas y viajaron con sus tres hijos desde Valencia hasta este municipio en pleno Camino de Santiago para empezar una nueva vida.

“Nos hemos sentido superacogidos”, ha afirmado a EFE María Strafile, quien ha reconocido que lo que más le ha llamado la atención es la cercanía de los vecinos, que se han preocupado por sus necesidades desde el primer momento y se han convertido en parte de su familia porque en el pueblo “siempre hay alguien mirando por el bienestar de los demás”.

Cristina Cobo, técnica del Proyecto Arraigo, ha ayudado a asentarse en Castrojeriz (Burgos) a María Strafile y Aldo González, un matrimonio argentino con tres hijos que se ha trasladado desde Valencia. EFE/ Santi Otero

María Strafile, su marido Aldo González, y sus tres hijos Luca (18 años), Paloma y Pedro (12 años) son una de las tres familias que el Proyecto Arraigo ha ayudado a asentarse en Castrojeriz, familias que llegan al medio rural buscando tranquilidad, alejarse del estrés y las prisas de la ciudad, y el contacto con la naturaleza frente a la jungla de asfalto.

El proyecto Arraigo

“Nosotros siempre quisimos vivir en un pueblo”, ha explicado María, aunque cuando llegaron a España procedentes de Argentina hace seis años no se dieron las circunstancias y acabaron asentándose en Oliva, un municipio de Valencia, donde “armaron su vida, pero siempre con la idea de vivir en un pueblo”, ha insistido.

Así que cuando María vio en un programa de televisión un pueblo “superbonito” de Palencia se reactivó su sueño; contactó con el Proyecto Arraigo y, en cuanto se pusieron en contacto con ellos, viajaron a Castrojeriz, les gustó el pueblo, la oferta de vida y laboral, y aceptaron trasladarse porque “era una buena oportunidad que no queríamos dejar pasar”.

La que se puso en contacto con ellos fue Cristina Cobo, técnico del Proyecto Arraigo, que estaba buscando una familia para que se hiciera cargo del hostal El Manzado, por la jubilación de sus dueños, y ha reconocido que fue “superfácil” porque María y su familia tenían claro que querían vivir en el medio rural y dijeron que sí de inmediato.

Un reto del que no se arrepienten

Y eso que no tenían ninguna experiencia en hostelería, todo un reto, y que en Valencia llevaban una vida muy acomodada, ha destacado Cristina, pues Aldo tenía trabajo, lo mismo que su hijo mayor, y disponían de vivienda en propiedad, pero “decidieron dejarlo todo y, sin pensárselo, venirse a Castrojeriz” a empezar una nueva vida.

La experiencia en estos primeros meses -llegaron en abril- está siendo muy buena, y eso que son los meses fuertes del Camino de Santiago y están recibiendo muchos peregrinos, que son muy agradables y se unen a la buena acogida que han recibido de parte de los vecinos: “son personas maravillosas, nos hemos sentido superacogidos”, ha insistido María.

Ni ella ni Aldo ni sus hijos se arrepienten de haber dejado atrás su vida valenciana, pues le ven muchas oportunidades y beneficios a vivir en Castrojeriz, un pueblo con servicios y buena comunicación, a media hora de Burgos capital, que tiene todo lo que necesitan.

Vivir en un pueblo: otra forma de vivir y sentir

“Siempre he dicho que vivir en un pueblo es muy bueno para los niños. Si hubiera tenido la oportunidad de vivir antes me hubiera encantado porque me parece que se puede criar diferente que en una ciudad”, ha afirmado María, que destaca que los niños pueden salir a la calle a jugar, socializan más fácilmente, son más libres y se trabaja su autonomía.

Además, van a colegios más pequeños, con menos alumnos, por lo que pueden recibir más atención de los profesores, y en pleno siglo XXI, con las conexiones a internet, tienen al alcance de su mano todos los recursos educativos que necesiten, para refuerzo o actividades extraescolares. Y Burgos está muy cerca, ha insistido Cristina.

La técnico del Proyecto Arraigo ha explicado que las familias que contactan con ellos (son más de 18.000 las interesadas en toda España) buscan tranquilidad, huir de la vida estresante de la ciudad, para disfrutar de la familia y de las pequeñas cosas, y en el medio rural hay trabajo, lo que escasea son las viviendas, ha lamentado.

“Hay muchas viviendas vacías pero la gente no las quiere alquilar o no reúnen las condiciones”, de ahí que sea tan importante, para que el Proyecto Arraigo funcione, el compromiso de los ayuntamientos, y en el caso de Castrojeriz, con la alcaldesa Beatriz Francés, lo han tenido muy fácil porque la implicación es total.

María ha reconocido que la regidora les visita cada poco, se preocupa por si necesitan algo, igual que el resto del personal municipal, así que mientras perfecciona su técnica para hacer cafés y tirar una caña, la argentina disfruta por fin de vivir en un pueblo, al abrigo del manzano que preside, y da nombre, al hostal que se ha convertido en su nuevo hogar.EFE