GRAFCVA2796. ALCOY (ALICANTE), 14/04/2023.- El gerente de la empresa Ferri Agrícola y vocal de la sectorial del cereal de Asaja Alicante, Ricardo Ferri, muestra los efectos devastadores que la sequía y el calor producen sobre su plantación de cereal cuando los agricultores de secano miran con temor a 2024 tras una cosecha que en el sur de la Comunitat Valenciana es "desastrosa" por la sequía, con pérdidas que superan el 90 y el 95 % de las hectáreas, y si no llega la lluvia, algunos cultivos como el almendro tendrán que ser replantados. EFE/Morell

El secano teme 2024 tras una cosecha en el sur con pérdidas de casi el 100 %

Alicante, (EFE).- Los agricultores de secano miran con temor a 2024 tras una cosecha que en el sur de la Comunitat Valenciana es “desastrosa” por la sequía, con pérdidas que superan el 90 y el 95 % de las hectáreas, y si no llega la lluvia, algunos cultivos como el almendro tendrán que ser replantados.

Los distintos tipos de cereal que se cultivan en el norte de la provincia de Alicante y los almendros y los algarrobos de la Vega Baja son los principales cultivos que se han echado a perder debido a la sequía, pues las precipitaciones apenas llegan a los 32 o 33 l/m2 en algunos puntos de Orihuela, con un efecto “devastador” para los campos.

Con la mirada puesta en el cielo, los agricultores lamentan que si bien el año pasado llovió demasiado, echando a perder gran porcentaje de la cosecha, ahora ocurre lo contrario y las pérdidas aún superarán las del pasado ejercicio.

Además, como explica el presidente de la cooperativa La Pedrera, Daniel Martínez, apenas se necesitan algo más de cien litros para mantener estas cosechas, “pero es que la lluvia no llega”.

El almendro, en situación crítica

Martínez, presidente de esa cooperativa de la pedanía oriolana de Torremendo, insiste a EFE TV que la cosecha del almendro será “desastrosa” porque la lluvia “nunca profundiza más de cinco centímetros, que es donde están las raíces, y por tanto el árbol no puede percibir la humedad”.

Solo espera que llueva “ya no para esta cosecha, que se ha perdido, sino porque si no llueve se perderá la cosecha de este año y la del que viene”. Así, en el caso de que el agua siga sin caer, el 90 % de la plantación se secaría y la rentabilidad sería nula, “y además habría que arrancar la plantación y poner una nueva”.

Replantar llevaría unos cinco años para recoger los frutos “y encima gastando mucho dinero”, lamenta el agricultor, que expone que es algo que ya les ocurrió en 2014: “Los que estamos aquí es porque nos gusta esto y lo defendemos, pero porque vivimos de otra cosa, porque la rentabilidad no es cero, es poner dinero del bolsillo”.

Subraya que la situación del almendro es peor que la del cítrico o la de la alcachofa, porque el almendro es de secano mientras que los otros cultivos son de riego, que “aunque estén un poco mal, con agua de depuradoras y un poco de ríos tradicionales”, aún se podrá sacar la cosecha, un caso que no es el del almendro.

Aunque empezara a llover ahora y se ‘recuperara’, no sería el mismo tamaño de almendra y, de hecho, las máquinas peladoras que tratan la almendra harían que “saltara”, porque no sería un tamaño con el que la máquina podría trabajar: “Estamos hablando de un 10 % de la almendra total”, dice Martínez, que comenta que el resto es inservible.

“De lo que estamos esperanzamos es de ver si empezara a llover para no perder la cosecha de este año y la del que viene, porque si no perderíamos el árbol. Por lo demás, da igual”, señala.

El cereal, con pérdidas de casi el 100%

El gerente de la empresa Ferri Agrícola y vocal de la sectorial del cereal de Asaja Alicante, Ricardo Ferri, subraya también a EFE TV que el cereal está “totalmente perdido” para esta campaña y, aunque empezara a llover, no se salvaría más de un 10 % o a lo sumo un 15 % de la producción.

“Las plantas que tenemos tendrían que tener unos 30 o 35 centímetros de altura el tallo, haber sacado muchos más tallos, porque solamente ha sacado una guía conforme puede y las hojas se están secando ya, por lo que el desastre es total”, lamenta Ferri.

El agricultor insiste en que la zona de l’Alcoià, las hectáreas perdidas superan el 90 %, y el porcentaje llega al 100 % en la zona de Castalla y Onil. Además, el año pasado también hubo pérdidas importantes, reconoce Ferri, pero no por sequía, como en este caso, sino por inundaciones que encharcaron los campos e hicieron perder la cosecha.

“El año pasado tuvimos una cosecha fatal con unas pérdidas de entre un 85 y un 90 % y este año vamos en camino de perder el 100 %”, expone Ferri, que lamenta que en los próximos ocho o diez días no hay previsión de lluvia, lo que provocará que “lo que ahora está verde pase a seco”.

Asimismo, sostiene que por obligación, es necesario empezar ya la rotación de cultivos y sembrar ya el girasol, pero advierte: “No podemos sembrarlo y eso nos puede acarrear alguna penalización por no tener plantadas las hectáreas correspondientes, porque hay un mínimo un porcentaje mínimo que tienes que hacer de rotación de cultivo”.

Preguntado por si esto encarecerá el precio del cereal, subraya que el mismo “dependerá muchísimo de lo que ocurra en Ucrania”, porque aquí no hay cosecha: “Pero están trayendo barcos de Ucrania continuamente al puerto de Cartagena y al puerto de Tarragona, entonces nosotros dependemos muchísimo de lo que quieran traer o importar”.

¿Cómo afecta el trasvase?

En el caso de Ferri, dependen siempre de la climatología, pero en el caso del almendro de la Vega Baja, la reducción en el trasvase de agua del Tajo al Segura “afecta de una forma fatal”, expone Martínez.

“No entendemos que en un año como este, que la cuenca del Tajo tampoco está tan mal porque es una de las mejores de España, el trasvase, que no cuesta ningún dinero, no se haga y se vaya a tirar el agua a Portugal”, destaca el agricultor.

Insiste en que el agua del trasvase vale sobre unos 10 céntimos “cuando sabemos que el costo real de desalar un agua cinco veces peor es de 1,30, por lo que no hay comparación, es indignante”.

“Si ellos tienen el agua, pues deberíamos tener nosotros el mar, que tampoco nos pertenece, pero ellos no deberían tener derecho a venir al mar, ¿no?”, bromea Martínez, que concluye: “Si el mar es de todos, el agua también”.