Bodegas FyA, del Grupo Piérola, en Navarrete, que incluye un hotel de cuatro estrellas con 29 habitaciones y un museo dedicado a la alfarería. EFE/ Raquel Manzanares

El enoturismo precisa más profesionalización para ser rentable

Pilar Mazo
Logroño, (EFE).- El enoturismo requiere de una mayor profesionalización en el equilibrio de sus tres conceptos -vino, turismo y gastronomía- para ser rentable a las bodegas y regiones vivitinícolas que sustentan esta actividad como fuente de ingresos y desarrollo de sus economías.

Así lo ha detallado a EFE el presidente de Enoturismo Chile, Claudio Cilveti, uno de los ponentes del Encuentro sobre Talento en Enoturismo, que se celebra en la ciudad riojana de Haro y que los días 23 y 24 de marzo ha reunido a una veintena de expertos de regiones vitivinícolas de varios países para debatir sobre el futuro del turismo del vino y la formación en el sector.

Según Cilveti, “el enoturismo requiere de una mayor profesionalización porque el vino es una parte del concepto del enoturismo” que, desde su punto de vista, une “tres conceptos fundamentales: vino, turismo y gastronomía”.

“Esos tres ángulos de este triángulo tienen que estar muy bien afirmados académicamente”, ha explicado el presidente de esta entidad público-privada, que reúne a los principales actores para el desarrollo del enoturismo en Chile, un país con más de 14 valles con una diversidad de regiones vitivinícolas y características muy diferenciadas.

veces, ha precisado, en el mundo del enoturismo “se cae en el error de sobreponderar el conocimiento técnico de la parte enológica del vino y se le pierde la pista a la parte turística que, muchas veces, es la que logra poder enganchar y atraer un público mucho más diverso”.

Ese triángulo tiene que ser “un balance porque, además, la gastronómica es fundamental para darle ese tinte y esa característica especial al territorio”, ha detallado Cilveti, quien ha dedicado toda su vida a desarrollar el vino chileno en grandes bodegas, entre ellas, Viña San Pedro Tarapacá, considerada la segunda más importante del país.

Por ello, ha destacado el interés de este tipo de congresos, como el que se celebra este jueves y viernes en La Rioja, que es el preámbulo de la 7 Conferencia Mundial de Enoturismo de la Organización Mundial del Turismo, prevista por primera vez en España el próximo mes de noviembre en La Rioja.

El enoturismo, fuente de ingresos

Este tipo de eventos, ha dicho, intentan profundizar en “el necesario balanceo de este triángulo para que no quede cargado únicamente a uno de sus lados” y que precisa de una mayor profesionalización en sus tres conceptos para evitar su desequilibrio.

Desde su punto de vista, la Denominación de Origen Calificada (DOCa) Rioja, que comparten las comunidades riojana, vasca y navarra, es una de las regiones vitivinícolas del mundo de “primer nivel” en el enoturismo.

Chile, donde él ostenta la gerencia de la principal asociación exportadora de vino y preside el Consejo Exportador de Alimentos, ha aprendido y aprende del desarrollo enoturístico de Rioja, al igual que de Burdeos (Francia), Napa Valley, en California (Estados Unidos) y de Mendoza (Argentina), que tienen “un alto desarrollo en este aspecto”.

Cilveti también ha asegurado que la profesionalización del enoturismo y la formación en este sector depende de “la realidad de cada localidad o de cada bodega y no se puede generalizar”, aunque ha destacado el “alto nivel” de estas regiones en el equilibrio de vino, turismo y gastronomía.

Ha calificado de “envidiable” la calidad de los profesionales que se forman en el turismo y se especializan en el ámbito enológico en regiones como Rioja, que aglutinan a bodegas con tradición centenaria, como las localizadas en Haro; y en las que hay bodegas o empresas con capacidad de desarrollar un área de enoturismo muy profesional.

Sin embargo, “también hay que considerar que hay bodegas muy pequeñas que, muchas veces, no tienen la capacidad de formar a sus profesionales de una forma tan dedicada como en esta zona” al entorurismo, ha dicho.

Estas bodegas pequeñas abren sus puertas al público de una forma menos profesional, en las que, normalmente, la formación es más técnica desde el punto de vista enológicp o vitícola y que aprenden en lo turístico; mientras que hay algunas grandes que tienen más desarrollada la faceta turística.

Por ello, cree importante que haya entidades que se involucren en la coordinación del enoturismo y que sean un sustento y un paraguas del impulso de esta actividad como fuente de ingresos en estas zonas vitivinícolas. EFE.