Vista de la zona de San Martín de Tábara (Zamora), afectada por un incendio forestal, el pasado verano. EFE/Mariam A. Montesinos

La UE dobla sus medios aéreos conjuntos para responder a los incendios de este verano

Javier Albisu |

Bruselas (EFE).- La Unión Europea ha doblado su capacidad para responder conjuntamente a los fuegos que calcinarán parte del continente este verano porque la crisis climática es ya una realidad que se traduce en episodios meteorológicos extremos más frecuentes, más largos y más intensos.

“Lo que vemos claramente cuando miramos las tendencias es que la primera temporada de incendios empieza ahora, mucho antes en el año, y que dura mucho más”, explica el comisario europeo de Gestión de Crisis, Janez Lenarcic (Ljubljana, 1967), en una entrevista con la Redacción Europea de Agencias, donde está incluida la española EFE.

Por eso la Comisión Europea y los Estados miembros han redoblado esfuerzos. De 13 aparatos en 2022, el año con la mayor sequía de la UE desde que existen registros y la segunda peor temporada de incendios forestales de su historia, tras la del año 2000, el club comunitario contará ahora con 28 vehículos en su reserva estratégica conjunta RescUE: 10 aviones anfibios medianos, 14 ligeros y 4 helicópteros medianos.

RescUE, para ayudar cuando el desastre supera a los países

RescUE es un mecanismo de solidaridad que cofinancia la Comisión Europea y que funciona como el último recurso que activan los Estados miembros cuando se ven superados por una calamidad que no pueden afrontar con medios nacionales, aunque está abierto a peticiones de todos los países del mundo y se ha utilizado tanto en incendios en Chile como en terremotos en Siria.

El comisario europeo de Gestión de Crisis, Janez Lenarcic. La UE redobla medios conjuntos contra los incendios
El comisario europeo de Gestión de Crisis, Janez Lenarcic .EFE/EPA/Dumitru Doru

Esloveno de nacimiento y diplomático de carrera, Lenarcic se explica en el Centro de Coordinación de Respuesta a Emergencias de la UE, el “corazón” de la protección civil comunitaria que cumple una década en funcionamiento y que en los últimos años ha visto cómo las peticiones de asistencia se han multiplicado por cinco, esencialmente por culpa del cambio climático.

“El calentamiento global es un hecho. Su impacto negativo sobre el clima es un hecho. Y uno de los síntomas de esto es la aumento de la frecuencia e intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos relacionados con el clima”, dice el comisario.

Su departamento arrancó la legislatura europea con un presupuesto total de 1.200 millones de euros, partida a la que se sumaron otros 2.000 millones adicionales para responder a la pandemia de Covid y que se ha ido regando con 75 millones anuales de refuerzo, una dotación financiera que Lenarcic cree que aumentará en los próximos años porque las previsiones climáticas son tozudas y alarmantes.

“No va a ser barato. Pero será mucho, mucho más barato que si seguimos como siempre”, dice Lenarcic, quien a lo largo de una hora de charla insiste varias veces en que tan necesario es responder con diligencia cuando se produce un desastre como prevenir y prepararse antes de que salten las alarmas.

La UE pide reducir las emisiones de dióxido de carbono

Y el primer elemento de la prevención pasa por reducir las emisiones de dióxido de carbono para que la UE alcance la neutralidad climática en 2050.

“Si no reducimos las emisiones de gases de efecto invernadero, será aún peor de lo que ha sido hasta ahora. Es obvio”, razona el comisario.

El segundo aspecto a reforzar es la preparación, porque “hay cambios que ya son irreversibles”, como episodios extremos que antes tenían lugar una vez cada siglo y ahora se reproducen cada dos o tres años, sean inundaciones, incendios o sequías.

“Obviamente, hay ciertas cosas que ya no podemos prevenir, como olas de calor, sequías e inundaciones. Pero podemos mitigar el impacto”, señala.

Un helicóptero trabaja para extinguir el incendio en la comarca del Arlanza en Burgos, el pasado verano.
Un helicóptero trabaja para extinguir el incendio en la comarca del Arlanza en Burgos, el pasado verano. EFE/Santi Otero

En el caso de las inundaciones -las últimas registradas en la región Italiana de Emilia Romaña, donde las lluvias torrenciales han dejado al menos 15 fallecidos y 23.067 personas evacuadas-, Bruselas ofrece coordinación con expertos en gestión de aguas de los Veintisiete y sugiere medidas de adaptación física.

“Hay maneras para prevenir o mitigar el daño que viene después de las fuertes lluvias. Una de las viejas prácticas es construir diques. Esto sigue siendo útil y necesario cuando tienes ríos que fluyen a través de áreas urbanas”, dice Lenarcic.

En un momento en el que aumentan las voces que abogan por “pausar” la agenda verde, con la futura Ley de Restauración de la Naturaleza en el punto de mira, el Comisario de Gestión de Crisis es claro: la transición no será barata y no puede recaer sobre los ciudadanos o las regiones más vulnerables. Pero es imprescindible.

“Es importante asegurar una transición justa, pero la transición tiene que suceder, de lo contrario todo el mundo estará peor, al punto en el que algunas partes de nuestro continente y algunas partes del resto del planeta simplemente se volverán inhabitables”, concluye.