Francisco Matorras Weining en una entrevista con EFE. EFE/ Román G. Aguilera

El científico más buscado de España descifra los datos del acelerador de partículas

Santander (EFE).- Francisco Matorras Weining (Santander, 1966) se ha convertido en el científico español con más búsquedas en el listado de Google Académico (Google Scholar) gracias a su trabajo en el acelerador de partículas, que la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN) tiene en Suiza.

Este investigador del Instituto de Física de Cantabria (IFCA (CSIC-UC)) es, junto a su compañero Alberto Ruiz Jimeno, el número uno entre 123.000 científicos, debido al millar artículos en los que aparece como autor y las más de 300.000 citas que ha generado su trabajo.

En una entrevista con EFE, Matorras le quita importancia a este reconocimiento, que ha publicado el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), porque, en su opinión, su área “produce mucho” y los ranking “no comparan en igualdad de condiciones a todos los investigadores”.

“El ranking no me lo creo, pero la investigación que hacemos es muy destacada y creo que se merece un reconocimiento”, subraya en la sede del Instituto de Física de Cantabria.

Trabajo de “grandes colaboraciones”

Francisco Matorras reconoce que aparecer en lo más alto de esa lista de ‘los más vistos’ “sorprende a medias”, porque su área de investigación, la física de partículas, tiene “mucha visibilidad”.

Y explica en el Gran Colisionador de Hadrones (acelerador de partículas), ubicado en Ginebra (Suiza), su equipo trabaja con institutos de medio centenar de países y cerca de 200 universidades, por lo que sus trabajos también reflejan esas “grandes colaboraciones”.

Matorras investiga en el campo de la física de partículas que, detalla, trata de “entender los componentes más básicos de la materia”.

En el acelerador de partículas de Ginebra, el científico cántabro lleva años trabajando en el desarrollo de sensores para “estudiar este tipo de colisiones de partículas” y, en estos momentos, está analizando e “interpretando los datos de esas colisiones”.

Aplicaciones en medicina o medio ambiente

Su objetivo es comparar estos experimentos con los modelos y “entender cómo se comporta la materia en su forma más básica”.
Aplicaciones en medicina o medio ambiente.

Matorras celebra que los “efectos colaterales” de su trabajo generan, no solo conocimiento para la física, sino aplicaciones que mejoran la vida de la gente en el día a día.

“Este análisis de datos es bastante complejo y nos ha llevado a aprender y desarrollar técnicas de análisis de datos que se pueden aplicar a otros campos”, indica.

Su grupo de investigación ha desarrollado diferentes aplicaciones en el ámbito sanitario, en medio ambiente o, incluso, han tratado de entender el despoblamiento a través de la ciencia de datos.

En concreto, estas herramientas se han podido aplicar para desarrollar el análisis de imagen médico, que ayuda a interpretar “de forma automática” una radiografía o cualquier imagen diagnóstica.

“Al final, el problema matemático que hay detrás es muy similar”, explica el científico, quien añade que “casi cualquier problema” que se tenga en un conjunto de datos se puede analizar con las técnicas que hace él y sus compañeros de investigación.

Sin embargo, avisa de que “tampoco son magia” las investigaciones que llevan a cabo, porque precisa que “a veces no hay información suficiente, por muy inteligente que sea el algoritmo”.

“Díficil competir” para la ciencia española

Matorras también reflexiona sobre el estado de la ciencia en España, donde, asegura, “hay un nivel bastante destacado”, pero, “a veces, es difícil competir con otros países”.

“Por recursos, a veces da un poco de tristeza, hay que pelear bastante”, señala el científico, quien, por otro lado, “agradece” la financiación pública, aunque admite que es “comparativamente bastante menor” a la de los países del entorno.

Por ello, reconoce que los científicos españoles miran “con envidia a muchos compañeros”, no solo por los recursos, sino por la menor carga burocrática que hay en otros países europeos.

Sin embargo, pone en valor el trabajo que se hace en otras partes del mundo, como en algunas zonas de Asia, en la que se desempeña “un buen trabajo en condiciones todavía peores”.

Pablo Ayerbe Caselles