Una chica consulta su teléfono móvil. EFE/ J.M. García

Los Reyes Magos tienen un plan infalible para el buen uso del móvil

Marina Segura Ramos |

Madrid (EFE).- Antes de regalar un móvil a un adolescente, los Reyes Magos han trazado un plan infalible: primero han enseñado a las familias a entender la tecnología para que su hijo no acceda “de cero a cien al mundo digital”, les han aleccionado sobre sus riesgos y les han obligado a preguntarse sobre el porqué de este obsequio.

La reciente propuesta del Ministerio de Educación para limitar aún más el móvil en los centros educativos y algunas iniciativas de familias y profesores en esta línea reflejan que “hay una preocupación general y eso es positivo; quiere decir que no estamos del todo convencidos o conformes con el escenario actual”, explica a EFE Cristina Gutiérrez, del Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE).

Cristina Gutiérrez, del Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE
Cristina Gutiérrez, del Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE).- EFE/INCIBE

A pocas horas de la llegada de Melchor, Gaspar y Baltasar, la experta de ciberseguridad para menores añade que cada familia es “un mundo y puede haber muchos motivos para que Reyes sea el momento en el que el hijo recibe ese regalo, pero lo ideal es que haya un objetivo o una finalidad (que respalde su adquisición), no hacerlo por una convención social”.

“Quizá necesite el móvil porque va a empezar a hacer trayectos solo y es una forma de comunicarse, pero en casa se deja a un lado para hacer los deberes y a una determinada hora se apagan todas las pantallas, incluidas las de los adultos”, señala Gutiérrez, quien trabaja en proyectos de sensibilización, formación y asesoramiento para promover el uso seguro y responsable de internet entre niños y adolescentes, familias, educadores y profesionales de la infancia.

Lo primero que deben hacer los padres y las madres antes de pedir un móvil a Melchor, Gaspar y Baltasar es preocuparse por conocer la tecnología, porque tienen que tener “un papel activo en la educación digital, crear un clima de confianza para que en las conversaciones familiares se aborde el tema de la tecnología y, lógicamente, marcar límites y normas”.

¿Para qué sirve un organizador digital?

Con ese fin, Gutiérrez recomienda los organizadores digitales, que son paneles o tableros donde se marcan los compromisos de uso de los teléfonos, desde las edades más tempranas hasta la más avanzadas, y ampliarlo a otros dispositivos y videojuegos.

En primer lugar, cada miembro de la familia deberá dejar por escrito el tiempo máximo de uso del móvil, tablet, consola u ordenador y especificar los espacios dónde se puede utilizar, evitando dormitorios, zonas de estudio y baños (mejor las áreas comunes).

Fijar un tiempo máximo ayuda a crear un hábito digital saludable y siempre debe ajustarse a la finalidad de la conexión y la madurez del usuario/a.

También es positivo establecer un horario de conexión y detallar situaciones en las que es mejor desconectar -comidas, tiempo de estudio, trabajo o descanso- así como establecer límites en aras de la seguridad en la red -por ejemplo no subir fotos a redes sociales sin supervisión o pedir permiso antes de instalar una nueva app-“.

No todos los niños son iguales

Una chica consulta su teléfono móvil
Una chica consulta su teléfono móvil en Salamanca. EFE/ J.M. García

Según Gutiérrez, “cada niño es un mundo y cuando le regalamos un móvil debemos sopesar su madurez y personalidad. No es lo mismo un niño reflexivo, templado y responsable a niños que, sin ser mejores ni peores, son más impulsivos y la atención la tienen en mil cosas. Ahí tenemos que tener claros los objetivos para los que queremos la tecnología”.

Además “son unas edades que coinciden con unas etapas de desarrollo muy importantes en las que las TIC pueden ser fantásticas para estimular muchas destrezas y habilidades, pero esto tiene que partir de un plan” previo.

De ahí la importancia de informarse de las múltiples medidas de seguridad que ofrece el propio dispositivo o la infraestructura que hay en casa.

“Cuando hablamos de riesgo tenemos que tener en cuenta lo que ven, por ejemplo contenidos sin filtrar que pueden ser inapropiados; cómo los usan -a través de wifis o dispositivos sin actualizar que multiplican la posibilidad de una infección por virus o les hacen más vulnerables a ataques de ingeniería social; y vigilar sus redes de contactos para evitar los abusos” de terceras personas.

Hay muchas opciones de seguridad y privacidad en las aplicaciones o en los controles parentales que permiten ir confeccionando filtros para bloquear contenidos concretos; para supervisar las personas que pueden contactar con tus hijos, controlar los tiempos o impedir que reciban comentarios con determinadas palabras. “Así logramos que lleguen al mundo digital paso a paso, no entran de una forma de cero a cien”.

También es recomendable controlar las cuentas de los menores vinculándolas a la de un adulto.

En caso de dudas, el INCIBE dispone del servicio gratuito y confidencial 017, al que pueden llamar las familias los 365 días del año para pedir todo tipo de ayuda y resolver cualquier problema de ciberseguridad que surja en su día a día.

En 2022, esta línea recibió más de 67.000 consultas: 44.331 de ellas por vía telefónica, 17.014 a través de los canales de chat de WhatsApp (900 116 117) y Telegram (@INCIBE017) y 5.977 mediante el formulario web.